Blog creado especialmente para la publicación de textos escritos por alumnos en clases de Teoría Literaria I de Universidad de las Américas sede Santiago Centro durante el año 2013. Invito a los alumnos, independiente de su año de estudios o egreso y a cualquier persona que por "coincidencia" encuentre este blog, sentirse libres de opinar en este lugar del ciberespacio. Literatura es un campo amplio y ambiguo, por lo tanto, no existe opinión errada, solo algunas más acertadas que otras.

martes, 16 de julio de 2013

La locura como reflejo del yo

Por Claudia Gómez
La verdad del Yo surge precisamente
En la locura, donde el mundo parece
Disolverse y es puesta en tela de juicio la
Diferencia entre uno mismo y el otro.
Lacan.

Teniendo como referencia la anterior lectura del artículo “Salud mental hospitalaria y comunitaria en el Pabellón número 6”, me basaré en algunos puntos expuestos en el libro de dicho artículo para posteriormente relacionarlos con un par de teorías de Lacan: “el yo falseador” y “el goce”.

Cuando comenzamos a leer una novela de Chéjov, nos podemos dar cuenta de las influencias de otros escritores y pensadores de su misma generación o de su misma línea literaria, en este caso existe influencia del escritor ruso Fiódor Dostoievski, la relación coexiste en uno de los internos del pabellón número 6: Iván Dmitrich Grómov (apodado Vania) y el personaje principal de la novela de Dostoievski “Humillados y ofendidos” Iván Petrovitch (apodado Vania). No solo hay una relación en los nombres y en los apodos de ambos personajes, sino que también en el contexto social y el entorno que rodea a los personajes de cada novela.

En “El pabellón número 6” el contexto social en que transcurre la historia es un ambiente oscuro, sucio, hediondo, apartado de la sociedad, casi rechazado y excluido de la sociedad, generando en los internos una calidad de vida poco favorable para su salud. Con respecto al trato que el personal del hospital les daba a los internos, era totalmente un trato ofensivo, los alimentaban con las sobras de otros pabellones, no había higiene, en general “no se les atiende, se les maltrata”. Paralelamente tenemos la otra novela Humillados y ofendidos, en dónde cada uno de los personajes pasa por una deshonra en su vida, a lo largo de la historia se desenvuelven las penas y desgracias que pasan los personajes, aquellas desgracias son efectuadas por personajes externos, que buscan generar daño o que causan daño de forma inconsciente, pero en general toda la trama se va tejiendo bajo esta línea de acción y reacción. Finalmente para unir la influencia dostoievskiana en Chéjov, se podría decir que en ambos textos el entorno que rodea a los personajes procura degradar y mortificar al hombre en una deshumanización extrema: niveles físicos y psicológicos.

Para continuar con “El pabellón número 6” me voy a detener en el doctor tratante de los enfermos de dicho pabellón: Andrei Efímich, especialmente en el gusto que sentía por pensar y repensar, en la meditación e interés que tiene por la lectura y específicamente por “las manifestaciones espirituales del entendimiento humano”. El doctor hace referencia en reiteradas ocasiones al placer que le causan determinadas cosas, una de ellas es la razón, la cual, según él, es el único límite que existe entre el animal y el hombre. Lacan nos dice que “el 99% de las veces el goce es sentido como un sufrimiento intolerable”, esto se ve reflejado en la lástima que siente  Andrei al referirse a las personas que no son capaces de valorar una buena conversación con un amigo. Entonces, el goce lo podemos apreciar en el placer que siente el doctor por la razón, pero a su vez en la intolerancia que siente por aquellas personas “vulgares” que no aprecian el valor de razonar frente a una conversación interesante e inteligente.

Por otro lado, continuando con AndreiEfímich, Lacan (en conjunto con Freud) postula que “la tarea del Yo consiste en mantener una falsa apariencia de coherencia y complementarlo”[1], lo que denominó como “el Yo falseador”. Esta teoría es aplicable al doctor Efímich, puesto que él desde su infancia tenía como deseo y aspiración ser sacerdote, pero su padre se lo negó y lo obligo a seguir una carrera de medicina. Andrei Efímich termina sus estudios y comienza a trabajar en una consulta médica recibiendo a pacientes desde la mañana hasta la hora de almuerzo. A pesar de tener sus estudios de medicina, se podía notar en él un aire de sacerdote, por su desplante beato y sus pisadas suaves y andares pausados, cautos. El doctor procuró complementar su falsa apariencia de médico con la rutina que mantenía en el hospital, de tal forma que pudiera engañar y silenciar sus verdaderas aspiraciones. En concreto, el yo falseador se presenta en Andrei Efímich de tal forma que adquiere como realidad, tanto de personalidad como de carácter, cumplir su rol de médico en el hospital, es decir, falseando y negando sus verdaderos deseos, por consiguiente“el Yo es siempre, entonces, una instancia inauténtica. Opera a fin de ocultar una perturbadora desunión”.



[1]Darian Leader, 2008, Lacan para principiantes, Buenos Aires: Era naciente.

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