Por Claudia
Gómez
La verdad del Yo surge precisamente
En la locura, donde el mundo parece
Disolverse y es puesta en tela de juicio la
Diferencia entre uno mismo y el otro.
Lacan.
Teniendo
como referencia la anterior lectura del artículo “Salud mental hospitalaria y
comunitaria en el Pabellón número 6”, me basaré en algunos puntos expuestos en
el libro de dicho artículo para posteriormente relacionarlos con un par de teorías
de Lacan: “el yo falseador” y “el goce”.
Cuando
comenzamos a leer una novela de Chéjov, nos podemos dar cuenta de las
influencias de otros escritores y pensadores de su misma generación o de su
misma línea literaria, en este caso existe influencia del escritor ruso Fiódor
Dostoievski, la relación coexiste en uno de los internos del pabellón número 6:
Iván Dmitrich Grómov (apodado Vania) y el personaje principal de la novela de
Dostoievski “Humillados y ofendidos” Iván Petrovitch (apodado Vania). No solo
hay una relación en los nombres y en los apodos de ambos personajes, sino que
también en el contexto social y el entorno que rodea a los personajes de cada
novela.
En
“El pabellón número 6” el contexto social en que transcurre la historia es un
ambiente oscuro, sucio, hediondo, apartado de la sociedad, casi rechazado y
excluido de la sociedad, generando en los internos una calidad de vida poco
favorable para su salud. Con respecto al trato que el personal del hospital les
daba a los internos, era totalmente un trato ofensivo, los alimentaban con las
sobras de otros pabellones, no había higiene, en general “no se les atiende, se
les maltrata”. Paralelamente tenemos la otra novela Humillados y ofendidos, en dónde cada uno de los personajes pasa
por una deshonra en su vida, a lo largo de la historia se desenvuelven las
penas y desgracias que pasan los personajes, aquellas desgracias son efectuadas
por personajes externos, que buscan generar daño o que causan daño de forma
inconsciente, pero en general toda la trama se va tejiendo bajo esta línea de
acción y reacción. Finalmente para unir la influencia dostoievskiana en Chéjov,
se podría decir que en ambos textos el entorno que rodea a los personajes
procura degradar y mortificar al hombre en una deshumanización extrema: niveles
físicos y psicológicos.
Para
continuar con “El pabellón número 6” me voy a detener en el doctor tratante de
los enfermos de dicho pabellón: Andrei Efímich, especialmente en el gusto que
sentía por pensar y repensar, en la meditación e interés que tiene por la
lectura y específicamente por “las manifestaciones espirituales del
entendimiento humano”. El doctor hace referencia en reiteradas ocasiones al
placer que le causan determinadas cosas, una de ellas es la razón, la cual,
según él, es el único límite que existe entre el animal y el hombre. Lacan nos
dice que “el 99% de las veces el goce es sentido como un sufrimiento
intolerable”, esto se ve reflejado en la lástima que siente Andrei al referirse a las personas que no son
capaces de valorar una buena conversación con un amigo. Entonces, el goce lo
podemos apreciar en el placer que siente el doctor por la razón, pero a su vez
en la intolerancia que siente por aquellas personas “vulgares” que no aprecian
el valor de razonar frente a una conversación interesante e inteligente.
Por
otro lado, continuando con AndreiEfímich, Lacan (en
conjunto con Freud) postula que “la tarea del Yo consiste en mantener una falsa
apariencia de coherencia y complementarlo”[1], lo que denominó como “el
Yo falseador”. Esta teoría es aplicable al doctor Efímich, puesto que él desde
su infancia tenía como deseo y aspiración ser sacerdote, pero su padre se lo
negó y lo obligo a seguir una carrera de medicina. Andrei Efímich termina sus
estudios y comienza a trabajar en una consulta médica recibiendo a pacientes
desde la mañana hasta la hora de almuerzo. A pesar de tener sus estudios de
medicina, se podía notar en él un aire de sacerdote, por su desplante beato y sus pisadas suaves y andares
pausados, cautos. El doctor procuró complementar su falsa apariencia de
médico con la rutina que mantenía en el hospital, de tal forma que pudiera
engañar y silenciar sus verdaderas aspiraciones. En concreto, el yo falseador
se presenta en Andrei Efímich de tal forma que adquiere como realidad, tanto de
personalidad como de carácter, cumplir su rol de médico en el hospital, es
decir, falseando y negando sus verdaderos deseos, por consiguiente“el Yo es
siempre, entonces, una instancia inauténtica. Opera a fin de ocultar una
perturbadora desunión”.
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