Por Maira Jaramillo
¿Qué es la razón? La
locura de todos.
¿Qué es la locura? La
razón de uno.
(Giuseppe
Rensi)
Antón
Chéjov[1] en
su texto titulado El pabellón número 6
(también conocido como La sala número 6),
nos invita a pasear junto a él por los pasillos del hospital hasta llegar precisamente
al pabellón número 6, describe y determina claramente cada espacio dentro del
texto. Es un diálogo continuo, sobre todo al comienzo, nos prepara para un
relato tipo novela un tanto melancólico y un tanto problemático. El autor si
bien se distancia de la obra, también deja entre ver aspectos de su propia
vida, recordemos que Chéjov fue médico además de escritor y en este relato
corto plasma muy bien la locura a través de la literatura, como decía él: “La
medicina es mi esposa legítima y la literatura mi amante.” Dentro de la obra podemos ver también como se refleja el
autoritarismo y el abuso del poder, en este caso, de parte de los médicos hacia
los pacientes.
La polifonía de la que nos hablaba Bajtín, sin
duda alguna está presente en este relato tipo novela, las diferentes voces se
hacen escuchar una y otra vez a lo largo del texto. Chéjov nos muestra diversos
personajes, en particular a un doctor llamado Andrei Efímich y cinco pacientes
del “Pabellón número 6”, los cuales por diversas razones se ven insertos en
este mundo que se compara en alguna ocasión con la cárcel. Cada uno de los
personajes tiene una cualidad y una historia propia, cada locura es distinta.
Este relato nos demuestra cómo es que el ser humano se resigna y en variadas
ocasiones se aprovecha del resto que cree más débil. Nos muestra también la
amputación de los sentidos, más bien de los sentimientos, ya vemos como día a
día muere más gente, suceso horroroso para todos, excepto para los médicos, los
cuales a través del tiempo hacen tripa el corazón y este hecho pasa a ser pan
de cada día, por ende, la muerte para ellos es rutina, es repetición.
La experiencia entonces es
fundamental para hacerse inmune a hechos que marcan, sino lo pasamos una y otra
vez difícilmente deje de dolernos. Solo cuando ocurre algo muy terrible podemos
decir: Lo que venga ya no será nada al lado de esto. Pensemos también en la
desesperación de los pacientes, el relato nos hace reflexionar sobre quién es
realmente el encargado de vigilar y quién el encargado de castigar, ¿quién
otorga realmente ese derecho a castigar a otro?, ¿quién determina si alguien
está realmente loco o no? Muchas veces en el texto la realidad se refracta, se
deforma, se tergiversa, los locos pasan a ser cuerdos, sabios e
inteligentes.
Como lo muestra Michel
Foucault[2] en
su obra Historia de la locura en la época
clásica[3], es en el
Renacimiento cuando aparece lo que se denomina Stultifera Navis, lo que se traduce como nave de los locos, que determina la existencia errante de los
locos. Tal como dice Foucault si existieron estos navíos en los cuales los
locos eran expulsados de sus ciudades para proteger y mantener la tranquilidad de
los demás ciudadanos. Las personas que padecían la locura eran vistas igual que
los leprosos, muchos creían que la locura se contagiaba y aún en nuestros días
se les teme demasiado y se construyen un mundo separado.
Ya lo dijo alguna vez
Heráclito: “Cuando estamos despiertos, vivimos en un mundo común, pero que, al
dormirnos, nos sumergimos cada uno en un mundo propio. Si se quiere
hablar con razón hay que mantenerse firmemente ligado a lo que es común a todos.” Algo similar sucede con los enfermos
mentales presentes en el “Pabellón número 6”, donde estos al igual que los
durmientes se hacen ajenos al mundo común, relativamente objetivo y racional y
se hunden en el mundo individual, subjetivo y por ende, pletórico de pasión. Pero entonces surge la pregunta ¿cuál es el mundo que no es común a
todos, ese mundo ajeno y propio de cada hombre?
Es complejo pensar en qué es
realmente la locura, muchos piensan en el desequilibrio mental de las personas,
en una pérdida del razonamiento o simplemente un delirio enfermizo, pero la
locura no se logra definir, la locura es diferente en todas las personas, tal
como en el relato, y en muchos casos se tacha de loco a alguien que realmente
no lo está. La lógica dentro de este pabellón se quiebra, se invierte, nada es
tan lógico como debiera serlo. ¿A caso para entender la locura hay que hacerlo
desde un manicomio?
[1]
Antón Pávlovich Chéjov. Nace el
29 de enero de 1860 en Taganrog. Fue un médico, escritor y dramaturgo ruso.
Encuadrable en la corriente naturalista, fue maestro del relato corto.
Muere el 15 de julio de 1904 en Badenweiler, Baden-Wurtemberg.
[2] Paul-Michel Foucault. Nace el 15 de
octubre de 1926, Francia. Fue un historiador de las ideas, psicólogo, teórico
social y filósofo francés. Muere el 25 de junio de 1984 en Francia.
[3] Foucault, Michel. Historia de la locura en la época clásica.
1961. París. Editorial Fondo de cultura económica.
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