Por
Daniela Pérez
“Poetas,
despertad de su letargo
a todos los que duermen todavía. Dadnos leyes
y dadnos la vida, oh héroes. ¡Y venced!
Pues como Baco tenéis derecho a la victoria”
a todos los que duermen todavía. Dadnos leyes
y dadnos la vida, oh héroes. ¡Y venced!
Pues como Baco tenéis derecho a la victoria”
Hölderlin (A nuestros grandes poetas)
En el siglo XX nos
encontramos con personajes que marcaron un hito en el pensamiento de la época.
Por un lado tenemos al filósofo Martín Heidegger y al poeta Friedrich Hölderlin.
¿Qué tienen de común ambos hombres? Para Heidegger la poesía, la verdadera
poesía, tiene respecto de las demás expresiones artísticas una ventaja en
relación con la verdad. Es por eso que
cuando nos involucramos con este filósofo, encontramos un estilo oscuro,
complicado e innovador. Heidegger
considera a Hölderlin el poeta de poeta, porque hace poesía de la propia poesía.
Dada esta situación no deja de llamar la atención la relación entre la figura
de Heidegger y la poesía de Hölderlin.
Dentro de la poesía
de Hölderlin existe una serie de signos, que no necesariamente se deben
interpretar de manera objetiva, ya que se encuentran expresados en un lenguaje
difícil de traducir, como lo podemos ver en su elegía “Pan y vino”. En esta, si
empezamos a analizar su título, podemos darnos cuenta que existe una relación y
un dialogo con la Teología. La última cena como la conocemos habitualmente. Sin
embargo el pan y el vino que se nos ofrece, es para invitarnos a la primera
cena donde encontramos lo dionisiaco y lo apolíneo. Como lo menciona Hölderlin
en su elegía: “Pan es el fruto de la
tierra pero es bendito por la luz, y del
Dios tronador viene la alegría del vino”.
Es por eso que el vino debe guardarse en ánforas sagradas y estas ánforas
son los poetas que guardan el vino de la vida.
A medida que avanza
la elegía, la noche mencionada sufre una metamorfosis espiritual. Primero nos
encontramos con una noche física o real que camina a una noche más humana, para
transformarse finalmente en una noche espiritual. Una noche del olvido, pero
percibida como esperanza. El fruto de
ese olvido ofrecido por la noche, y que no es simplemente opuesto al recuerdo.
No se trata de olvidar el pasado. En esta noche del olvido descansa una ciudad,
evocando música que a su vez es el amor
y la soledad. Pero también Hölderlin la nombra como la “entusiasta”, entonces
ya la noche evoca a Dionisio, quien era considera por la cultura griega como un
extranjero. Más adelante se nombra a la noche como extranjera entre los hombres.
Nietzsche nos habla que, bajo la magia de lo Dionisiaco, no solo se renueva la
alianza entre los hombres, también la naturaleza celebra su fiesta de
reconciliación con su hijo perdido, el hombre.
Otra imagen en la
elegía es la antigua Grecia, el recuerdo de lo clásico. Una presencia que a la
vez es ausencia. Ahora existe la plenitud del día, la Grecia ante nuestros
ojos. Donde están los templos, el oráculo con sus sentencias, los dioses y sus
designios. Pero el recuerdo de los dioses culmina, hay una ausencia de lo
evocado. Pero ¿dónde están? Existe un fin de la manifestación divina, el fin
del día de los dioses; un olvido sagrado. Sin embargo el recuerdo de lo ausente no termina con la huída en el
pasado, ni con la ilusión de repetirlo, sino con un saber claro del presente.
Como consecuencia si podemos olvidarnos de los dioses es porque ellos se han
ido.
¿Para qué poetas en
tiempos escasos? es lo que se pregunta Hölderlin, y es ahora donde entra
Heidegger a responder tal interrogante en su texto ¿y para qué poetas? La
palabra tiempos hace alusión a la era en que pertenecemos aún. Ahora bien, con
la venida y el sacrificio de Cristo se inaugura el fin del día de los dioses.
Entonces atardece y declina hacia la noche. Ahora esta noche extiende sus
tinieblas, y en la falta de dios se anuncia algo mucho peor. Ya que no solo han
huido los dioses y el dios, sino que se ha apagado el resplandor de la
divinidad. Esa noche del mundo es el tiempo de penuria, donde se es tan pobre
que no se puede percibir la falta de Dios como una falta.
Largo es el tiempo de
penuria de la noche del mundo nos dice Heidegger, pero esta noche tiene que
llegar primero a su propio medio, entonces en la media noche de esa noche es
cuando reina la mayor penuria del tiempo. No obstante, no podemos pensar
solamente en la noche del mundo como un destino que acontece más acá del
pesimismo y optimismo. Ya que no se logra nada si no se produce un cambio entre
los mortales, y ese cambio solo se produce cuando se encuentran los mortales
con su propia esencia. Las palabras de
Heidegger son claras cuando dice “Los poetas son aquellos mortales que,
cantando con gravedad al dios del vino,
sienten el rastro de los dioses huidos, siguen tal rastro y de esta manera
señalan a sus hermanos mortales el camino hacia el cambio”.
Los dioses huidos han
dejado un elemento como rastro, ese en lo que la propia divinidad está todavía
presente, es lo sagrado, el éter. Heidegger dice que ser poeta en tiempos de
penuria significa, prestar atención al rastro de los dioses huidos, de esta
manera el poeta dice lo sagrado en la época de la noche del mundo. Por eso, la
noche del mundo, es la noche sagrada. Se
espera que los poetas en tiempos de penuria expresen poéticamente la esencia de
la poesía. Y nosotros, debemos aprender a escuchar el decir de estos poetas.
Heidegger dice que
existe un poeta que ha experimentado la penuria del tiempo, y este es Rainer
María Rilke. Pero los tiempos no son solo de penuria por el hecho que haya
muerto Dios, sino más bien porque los mortales ni siquiera conocen su propia
mortalidad ni están capacitados para ello. Heidegger aclara que los mortales
todavía no son dueños de su esencia. De esta manera el tiempo es de penuria
porque le falta el desocultamiento de la esencia del dolor, la muerte y el
amor. Rilke ha experimentado
poéticamente a su manera ese desocultamiento de lo ente. Y Heidegger lo analiza
en unos “Versos improvisados” de Rilke, versos en los que el poeta nos abre una
visión a partir por la cual podemos ser capaces de pensar más claramente su
poesía. La comparación destacada en el poema de Rilke es ser-hombre frente a
otros seres, esos que son diferentes (plantas y animales) a la vez son iguales en la media que
coinciden en lo mismo. Eso mismo es la relación que guardan como entes y su
fundamento es la naturaleza.
La naturaleza nombra
al ser en el sentido de lo ente en su totalidad. Rilke llama a la naturaleza
fundamento originario, en la medida en que es el fundamento de ese ente que
somos nosotros mismos. De esta forma el hombre llega más profundamente al
fundamento de lo ente que ningún otro ente. La naturaleza nos arriesga, y en lo
más profundo de nuestro ser, marchamos con ese riesgo. Hasta nos arriesgamos
más que la propia vida y eso nos crea seguridad. El ser es el riesgo por excelencia,
nos arriesga a nosotros, los hombres. En la medida en que Rilke representa la
naturaleza como riesgo, la piensa metafísicamente a partir de la voluntad. De
esta manera lo arriesgado es, en cuanto a ente, algo querido inscrito dentro de
la voluntad .En otro poema de Rilke llamado “Gravedad” dice que el riesgo es la
fuerza de gravedad, esta es el centro de lo ente en su totalidad; el inaudito
centro.
Finalmente podemos
darnos cuenta que la elegía de Hölderlin es un texto que aloja más de un
discurso. Que no pretende entregarnos información de manera literal, al contrario
nos introduce en un nuevo mundo, pero a la vez sin despegarnos de la cultura
misma. Pero lo maravilloso de estos textos y sus autores, tanto Hölderlin,
Heidegger y el mismo Rilke, es que el
sujeto que decida dialogar con
ellos no puede considerarse un crítico ingenuo porque la complejidad y estética
de estos textos es de tal magnitud que no pretenden una correcta interpretación
de ellos. Sino que un reconocimiento de un área de sombra en la obra.
Que gran sabiduría se esconde tras lo cotidiano que menciona Heidegger en sus relato sobre el ser y las cosas.
ResponderEliminarYo en lo particular soy alumno de diseño industrias de la católica de valparaiso y el pensamiento de mi escuela esta influenciado por Heidegger.
Mi escuela tiene un poema escrito en un viaje por arquitectos y poetas durante una "travesia" por america. Se llama Amereida (origen etimológico de America y la Eneida). Si no lo conocen espero le echen un ojo ya que es bastante interesante el pensamiento de arquitectura y diseño que se nos inculca a través de "la palabra poética" ya que como dice Holderlin y Heidegger "poeticamente es que vive el hombre" y a su vez amereida lo afirma : "Nos parece que la condición humana es poética, vale decir que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo."