Por Claudia Gómez
¿Hacia dónde podría volverse el dios a
la hora de su retorno?
Martin
Heidegger.
Heidegger
comienza su filosofía a partir del poema “Pan y vino” de Hölderlin, él presenta
una pregunta esencial para comprender su texto: ¿Y para qué poetas en tiempos de penuria?, comienza su análisis con
la palabra tiempo, que engloba la época
que hoy vivimos, la cual está marcada de forma lineal desde la vida y muerte de
Cristo. A partir de esta significación que Heidegger le da a tiempos dentro del
cuestionamiento de Hölderlin, se puede hacer una analogía con el título del
poema “Pan y vino” y la cena que Dios hace con sus discípulos, en donde beben
vino y comen pan. Dios anuncia la traición que uno de sus discípulos y hablará posteriormente
sobre su muerte: “Y tomó el pan y dio
gracias, y lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros
es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado,
tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por
vosotros se derrama”[1].
Entonces haciendo la comparación del título del poema, junto con la pregunta en
cuestión, y el análisis de tiempo según Heidegger, podemos entender que a
partir de la muerte de Cristo, se da inicio a una nueva forma de concebir la
vida, una vida sin Dios o la falta de dioses. Así también el poema demuestra
esta nueva era con la ascensión de los “que
alegran la vida, cuando el padre retiró su rostro de los hombres, Y la
aflicción comenzó con todo derecho sobre la tierra”(Holderlin Friedrich, “Pan
y vino”).
Sin
embargo, Heidegger nos dice que a partir del sacrificio de Cristo en la cruz,
se inaugura, (dentro del poema de Hölderlin) el fin de la triada de dioses:
Hércules, Dionisio y Cristo, pero ¿Cuál es el problema de que estos “tipos” de
dioses falten en la humanidad? La respuesta se ha dado a lo largo de la
historia, guerras mundiales, depresiones económicas actualmente los atentados,
etc., se producen porque las personas buscan dar respuesta y encontrar consuelo
a la problemática del no tener en qué creer, el hecho de no saber a quién rezar
o sostener sus pensamientos ha hecho que llegue un caos dentro de la sociedad,
ya sea sicólogos, biólogos o físicos, muchos buscan aquellas respuestas en templos
religiosos, grupos de afinidades intelectuales, deportes que dan armonía y
equilibrio al cuerpo, etc.
Para Heidegger la falta de dioses no significa
que no exista una relación cristiana, sino que ésta relación no ha logrado
reunir a los hombres en una sola manifestación, lo que hoy se demuestra son las
divisiones de creencias religiosas, la disputa de la verdad entre ellos y la no
afinidad entre los hombres. El filósofo da
luces que, con el inicio de esta nueva era sin Dios comienza un atardecer que
llega muy rápidamente al anochecer, la humanidad ahora se encuentra a oscuras,
en penuria y en el ocaso, se apaga la divinidad de los
dioses, lo que provoca que las personas huya, se arrojen y adhieran a cualquier
creencia que les parezca placentera y llenen sus emociones.
Cuando
en el hombre manifiesta que carece de dioses, comienza a quedar sin fundamentos,
sin confianza, sin amparo, sin respuestas, es ahí donde pierde su esencia. El
hombre, el mundo, penden en el Abismo.
Sin embargo que la humanidad entera esté pendiendo del abismo puede sonar
chocante y muchas veces provoca dentro de la sociedad una desesperación y
angustia, pero según Heidegger a veces es necesario llegar a este abismo para
poder adecuarnos, entender y experimentar la
noche, es decir, que el hombre debe aprender a vivir con esta falta de
dioses, aprender a andar en la oscuridad, agudizar los sentidos, ya que, sin
esto el hombre no podrá sobrevivir al cambio de mundo, solo la experiencia que
adquirirá con la ausencia, logrará que se preparen para la llegada de los
dioses, así retomar todas aquellas creencias que pensaron que estaban olvidadas
o desmentidas.
“¿Hacia dónde podría
volverse el dios a la hora de su retorno, si previamente los hombres no le han
preparado una morada? ¿Cómo podría nunca un lugar ser adecuado al dios si
previamente no ha empezado a brillar un esplendor de divinidad en todo lo que
existe?”[2].Muchas
veces el hombre cae en el olvido del ser, su afán en la vida diaria lo distrae
de lo verdaderamente importante. En el extracto del poema, se evidencia lo que
Dios en su retorno hará con la penuria que viven los hombres: “él reconcilia el día con la noche”, en
donde día es la luz de divinidad de Dios y la noche es la aflicción del hombre
falto de Dios. Esta reconciliación solo se hará efectiva cuando el hombre,
llegue al abismo y se reconozca como una persona viva que logró sobrevivir a la
noche. “Los dioses que estuvieron antaño
aquí solo retornan en el momento adecuado, esto es, solo volverán cuando las
cosas relativas a los hombres hayan cambiado en el lugar correcto y la manera
correcta” (Heidegger Martin, 1996b, pp. 241-289). Para el pensamiento
Heideggeriano el olvido es nuestro presente, (el cual está marcado por la huida
de los Dioses, mencionando anteriormente) mientas que la ausencia implica lo
que puede ser y lo que podría haber sido desde el punto de vista de la partida
y la llegada de los dioses
El filósofo define dos formas de ser de la ausencia. La primera es a
partir de las huellas, Hölderlin en
su poema se refiere a las huellas como rastro que Dionisio y Cristo han dejado
en la humanidad, huellas que responden al vino y al pan respectivamente, el
primero está relacionado con la alegría y en segundo está relacionado con la
bendición en la tierra y su riqueza natural, el cual es como define el poeta
como “bendito por la luz”. Ambas
huellas quieren lograr y tienen como dirección la comunión de los hombres, para
que gracias a ellas formarán o crearán un “hogar limpio” para el retorno de los
Dioses.
El
pan y el vino reflejan al hombre en época y en su condición de miseria. Entonces
la tarea del hombre y también la del poeta es vivir en el olvido pero recordando
el olvido, esa contradicción producirá que el hombre viva y perciba la noche
como “sagrada”, en donde los humanos puedan experimentarla, sentirla y
superarla de una manera más trascendental.
Ahora
bien, ser poetas en tiempo de penuria, quiere decir, que el poeta deber ir
detrás de estas huellas anteriormente expuestas, el poeta debe habitar en la
presencia de los dioses, hacer morada para ellos. La poesía es el fundamento
que hace a la historia un hecho importante, no es meramente un adorno o un
embellecimiento como algunos dirán, sino que el lenguaje que proporciona el
poema, acompaña y soporta al poeta y los hombres en la lucha contra el abismo
que se produce en la noche. La poesía es la salvación del hombre dentro de la penuria.
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