Blog creado especialmente para la publicación de textos escritos por alumnos en clases de Teoría Literaria I de Universidad de las Américas sede Santiago Centro durante el año 2013. Invito a los alumnos, independiente de su año de estudios o egreso y a cualquier persona que por "coincidencia" encuentre este blog, sentirse libres de opinar en este lugar del ciberespacio. Literatura es un campo amplio y ambiguo, por lo tanto, no existe opinión errada, solo algunas más acertadas que otras.

sábado, 18 de mayo de 2013

El alma sin pescador

Por Romina Pintos

“Tú, lector, tú te estremeces de vida y orgullo lo mismo que yo;
en consecuencia, para ti son los cantos que siguen.”
Walt Whitman

Ensayistas, poetas, dramaturgos, cuentistas, novelistas… En fin, literatos. Hay muchos de ellos, unos más reconocidos que otros, con más o menos obras, que murieron de viejos, otros jóvenes, hay autores anónimos y con nombres bien marcados al final del trabajo intelectual. Productores poderosos de un sinfín de obras que lograron trascender a través del tiempo, y que son el eje en el que nos movemos cuando pensamos en leer. Uno de esos es Oscar Wilde, escritor irlandés que vio nacer sus mejores obras a fines del siglo XIX, sus ideas se adelantaron a la época. Siguió la corriente esteticista, es decir, centrada en la estética del “arte por el arte”, aunque muy alejado de la concepción frívola que podría conllevar el esteticismo, ni él ni sus obras fueron así. Una de las grandes historias que él concibió fue  El pescador y su alma cuento que evidencia lo peor del ser humano y la sociedad entremezclado con el amor.
Partamos así por los símbolos, este cuento está lleno de ellos, empezando por la figura de la sirena, la cual es una imagen que aparece principalmente bajo dos aspectos, una es la de mujer-pájaro y la otra es mujer-pez, ambas contaban con una dulce voz, la cual servía para atraer caminantes, en el caso de la mujer-pájaro, y marinos en cuanto a la mujer-pez, con la única intención de devorarlos. Así mismo también las sirenas son tomadas como símbolo del deseo; de igual manera es muestra de la tentación puesta a lo largo de la navegación para evitar el fortalecimiento del alma enamorada de su canto, llevando a la víctima a una muerte prematura. Oswal Wirth[1] considera a la sirena como un símbolo de la mujer y al mismo tiempo como una encarnación del espíritu de la tierra, en contraposición del hombre, el cual es hijo del cielo. Así en su concepción de transmigración dice: «La vida seduce a las almas de los que están privados de ella… Las hijas de los hombres cautivan con su belleza a los hijos del cielo, que descienden, irresistiblemente atraídos.». Esto es evidencia suficiente que permite prever el rumbo del cuento que estamos por analizar. Sumémosle que el cuento que analizamos nos dice: «Tan dulce era la voz de la sirena que a veces el pescador olvidaba sus redes», «El pescador, con los labios entreabiertos y los ojos llenos de maravilla, se quedaba muy quieto en la barca, escuchando, escuchando hasta que la niebla llegaba arrastrándose a envolver la embarcación y la luna tenía de plata su cuerpo de bronce.». Estas aseveraciones nos dicen que era tal el embrujo de su voz, que el pescador no era capaz de advertir nada más que a la sirenita.
Así mismo el agua también tiene una representación simbólica, pues ayuda a la creación de la sirena, a la figura del pescador y la historia misma suscitada a partir de los personajes. De esta forma vemos que el agua tiene una consideración lóbrega al significar la muerte y la sepultura, la vida y la resurrección, ya que al hundirnos en el agua estamos enterrando enteramente al ser. Un hecho importante de mencionar es que esta muerte y nueva vida es solo aparente  porque la muerte afecta solamente al hombre natural, dándole nacimiento al hombre espiritual. Que en este caso está estrechamente conectado con la sombra, o el alma  del pescador, que buscando el amor de la sirenita decide deshacerse de ella  para poder adentrar su cuerpo al mar y vivir en las profundidades con aquella que tanto amaba.
Por otro lado tenemos el alma, la cual tiene una duplicidad, es decir, es un todo y una nada al mismo tiempo, representa el cambio, las transformaciones y está relacionada con la luna por su carácter volátil. Cuando hablamos de un todo, nos referimos a la importancia que tiene el alma con respecto a Dios, y es también una nada porque, tal como lo dice el pescador: « ¿De qué me sirve mi alma? No puedo verla, no puedo tocarla. No la conozco.», se trata de algo abstracto, metafísico. En realidad, el alma es lo más profundo del ser, la esencia tomada como algo que nos pone frente al mundo y no en el mundo (en palabras de Heidegger), como si ocurre con las plantas y los animales, tiene estrecha relación con la consciencia de las personas, las que transforma en objetos incluso a otras personas para atraerlas hacia sí mismo para su beneficio personal. Incluso el joven pescador estaba empecinado en deshacerse de aquello que lo hacía más humano de lo que era, el alma. De esta manera, tras el ritual que terminó con casi todas brujas dispersándose, la maga encargada de completar el hechizo le dice al pescador: «Lo que los hombres llaman la sombra del cuerpo no es la sombra del cuerpo, sino el cuerpo del alma.», en pocas palabras, la esencia del ser representada en la sombra.
En cuanto a la luna, como ya está mencionado, y según la alquimia, tiene una representación de lo impalpable, por tanto, los objetos lunares tienen un carácter pasivo y reflejante, como un espejo, por eso la bruja le pide al pescador bailar bajo la luna para liberar el alma del cuerpo (por eso y por un capricho de la brujita enamorada) porque por su carácter reflejante sería capaz de separar lo terrenal de lo espiritual, y como el ritual no concluyó como correspondía, la bruja le entregó un cuchillo con mango de víbora verde al pescador y le dio la indicación que se pusiera de espalda a la luna y con el arma cortara desde sus pies, su sombra, que, como ya se mencionó, es el cuerpo del alma, y tras eso le ordenase que se marchara, porque así tendría que hacerlo.
Una vez separados el cuerpo del alma vemos cómo comienza a configurarse el personaje principal, la sombra del pescador, y a través de sus acciones se crea una cosmovisión del protagonista carente de conciencia y corazón, se crea un tipo de personaje por medio de lo que dice y hace durante el tiempo que vagó por el mundo en busca de algo que él mismo desconocía. Consideremos que  esta búsqueda, este viaje, no es necesariamente una representación de los conocimientos socio-culturales del autor, sino que es ficción y nada más, producto de su imaginación. Como lo dijo Bajtín en su texto “Arte y responsabilidad”[2], no necesariamente el autor tendrá la misma experiencia anímica que el personaje, pero lo puede escribir porque imagina la situación, la representa simbólicamente por medio del personaje creado; así mismo es el autor quien guía al personaje por el camino ético y cognoscitivo.
Bajtín dice además que el interés vital del personaje está comprendido por el interés artístico del autor, es decir, a dónde quiere llegar el autor con el personaje. Por otra parte dice que para la objetividad estética el centro valorativo es la totalidad del personaje y del suceso que le concierne, a los cuales se les subordinan todos los valores éticos y cognoscitivos. En cuanto al autor, él es omnisciente, todo lo sabe, conoce los pensamientos del personaje, lo que piensan y harán los demás personajes incluso antes que ello ocurra, es decir antes que el personaje piense en algo, el autor ya sabe qué pensara y bajo qué circunstancias lo hará, decidirá qué camino deberá tomar el personaje, definirá una postura en la que el personaje se emplazará. En el caso de la historia que estamos tratando, se puede decir que el personaje no es autobiográfico y que todo lo que hubo vivido no fue más que una creación artística de Wilde, por lo tanto se libera de cualquier preconcepción que se le pudiera atribuir.
Siguiendo la línea interpretativa vemos lo que Grinor Rojo[3] nos dice: el mundo de la literatura es ficticio, por tanto, difiere  mucho del mundo real. Queda en evidencia esta aserción en el cuento porque la idea de una separación del alma, y que ella termine vagando por el mundo haciendo vilezas por culpa de la falta de aquel corazón, que tanto reclamó a la hora de regresar cada año a ver a su cuerpo, al pescador enamorado se hace más factible, más fácil de digerir.
Por otro lado muy acertado pareciera ser el pensar que Oscar Wilde  tenía clara  la finalidad de la obra al momento de introducir la figura femenina como una sirena, como algo inalcanzable para cualquiera, se las arregló para demostrar de qué manera la sociedad puede criticar y vapulear un hecho tan “maravilloso” (si es que se le puede llamar así) como es el amor. Wilde tenía la consciencia que el acto de escribir, como lo dijo Sartre[4], es un hecho social y el escritor debe estar profundamente convencido de ello, es responsable y se compromete con lo que escribe, por lo tanto, toda crítica hecha dentro de la historia es parte de un acto consciente y comprometido con sus propias palabras, es decir, él sabía lo que escribía cuando lo hacía, y por qué lo hacía y contra qué escribía.
En consecuencia, la crítica que deseaba esbozar en el fondo de su obra es  algo que se puede ver más allá de la escritura, aunque debemos considerar de todas maneras la forma en que utiliza el lenguaje, ya que es lo que da un sentido total a la obra, porque el lenguaje es “la casa del ser” tal como lo hubo dicho Heidegger y es por medio de esa lengua como nosotros le damos un sentido especial a la obra, cómo se inserta dentro de nuestro abanico cultural.
            A propósito de todo lo mencionado creemos que Wilde pretende evidenciar lo malo de la sociedad, dar una crítica fuerte por medio de la sombra del pescador, cómo el hombre carente de corazón es capaz de mentir y robar para su propio beneficio y avaricia, cómo es capaz de pasar por alto todo con tal de satisfacer su ambición, queda en evidencia lo mencionado gracias a las acciones realizadas por la sombra, cada historia relatada a su regreso a la playa denota toda esa perversidad propia de la humanidad, esa maldad intrínseca que tienen las personas y que por acto consciente lo reprimen, ese deseo de riqueza sin medida, si pensamos que la humanidad es mala, no parece raro pensar que todo lo que hizo la sombra no fue más que el deseo interno del pescador, un deseo maquiavélico que diferencia a los humanos de los animales, porque las personas parecen no sentirse satisfechas con lo que tienen en sus manos y lo que logran, siempre buscan más y más riqueza y poder, su deseo de más bienes materiales le hizo hacer lo que creyó necesario, como engañar y matar. Así una frase de Marx sale a la luz «la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valoración del mundo de las cosas.»[5]. Según la frase podemos decir que mientras más desee la persona menos valdrá, así mismo ocurrió con el pescador, la sombra deseó su riqueza, su satisfacción personal y el nivel humano cayó tanto que perdió la poca humanidad que le quedaba, dejando en segundo o tercer plano la bondad nacida del amor del pescador, porque no compartían el corazón.
            Después vemos como en todo el cuento se intenta enaltecer el amor por sobre los bienes materiales mencionados, en una interpelación que se da en cada regreso del alma y el pescador: “—El amor es mejor que la riqueza—exclamó —, y la sirenita me ama. —No, no hay nada mejor que la riqueza —Insistió el alma.”. Sin embargo, pierde todo efecto cuando la sombra regresa al pescador, aunque se puede considerar que no fue sino una manera de enseñar el valor del amor y la importancia que tiene el seguir una tradición más apegada a las leyes religiosas. En el fondo la obra intenta enseñar es ese valor tan desvalorizado en los tiempos actuales y otorgarle nueva vida e importancia, demostrar que no importan las diferencias, pues si hay amor todo es posible. Este tema del amor es fácil verlo y compararlos con las obras trágicas del pasado (pensando en Romeo y Julieta por ejemplo, que ambos amantes mueren por amor), porque la intertextualidad se ve presente en muchas obras literarias y esta no fue la excepción.
            Dándole los últimos retazos a este ensayo es posible citar a Benveniste, quien nos dice que: «La lengua del sujeto provee el instrumento de un discurso en el cual su personalidad se libera y se crea, sale al encuentro del otro y se hace reconocer por él… La lengua es un sistema común para todos; el discurso es el portador de un mensaje y el instrumento de la acción.». Esta frase implica una responsabilidad liberadora por parte de Wilde, quien quiso enseñar un valor importante por medio de su cuento, si bien es una historia fantástica no deja de ser rica en valores, el mensaje que quiso dar fue el del amor y la bondad, criticando de cierto modo la religión, y la mala voluntad frente a un sentimiento que a vista gorda parecía imposible, pero que de todas maneras se hizo realidad.
            Finalmente, es factible comentar que, aunque no se encuentran mayores descripciones de los lugares y los personajes (aunque sí ocurre con los personajes que la sombra observó ocasionalmente), puede uno situarse en el lugar y crearse una imagen de los personajes. Es bastante extraño encontrar una obra del siglo XIX que carezca prácticamente de descripciones y argumentaciones lógicas frente a lo ilógico (Pensando en las obras de Pöe), siendo eso es lo que llama más la atención del autor, porque prima la enseñanza que Wilde deseó transmitir por sobre el positivismo de la época. En cuanto a Oscar Wilde, sus obras tienen todas en la misma dirección, como El Amigo Fiel, El Gigante Egoísta, El Príncipe Feliz, El Famoso Cohete, entre otros muchos relatos, incluso su novela más conocida El Retrato de Dorian Grey, transmiten una enseñanza, y eso es lo que hace más interesante al autor y sus textos.




[1] Wirth, Oswald en Le Tarot Des Imagiers Du Moyen Age. París, 1927 (Traducción castellana en Teorema, Barcelona, 1985)
[2] Bajtín Mijael: Arte y Responsabilidad; Autor y personaje en la actividad estética Editorial Siglo Veintiuno Editores Argentina. Argentina, 1982.
[3] Rojo, Grinor, Diez tésis sobre la crítica. Lom Ediciones, Santiago de Chile. 2001.
[4] Sartre, Jean Paul, ¿Qué es Literatura? Losada, Buenos Aires, 1950.
[5] Marx, Carl: Manuscritos económicos y filosóficos 1844, activo al 05/05/2013:
 http://archivo.juventudes.org/textos/Karl%20Marx/Manuscritos%201844%20-%20El%20Salario.pdf,  

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